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-115- Pero es indudable que nuestra profesión tiene una relación mucho más íntima que otras Ordenes con la obs·ervancia del Santo Evange– lio. No vamos a recorda·r lc:s vi·ejas polémicas escolásticas sobre el alcance de la abdicación d~ bienes, según la práctica de jesucristo y sUs apóstoles. Dej o;ndo la historia agitada en to~no de las declaraciones de Nicolás 111 y Ju.;n XXI 1 de– beríamos leer nuestra literatura seráfica, sobre todo, en el opúsculo de Juan Peckan en Canti– cum Pauperis que ya está editado, en unión del Stimulus Amoris de Santiago de Milán; ( 1) son obritas que deben correr de ma– no en mano entre ·los hijos de San Francisco ... Juan Peckan discípulo de San Buenaventu– ra y arzobispo de Cantorbery fué un doctor eminente que en París contendió con Santo To– más; fué gran Teólogo y gran ·religioso que ob– servaba las si·et.e cuaresmas de San Francis-co. Escribió est·e opúsculo "Canticum pauperis pro dilecto" aportando las ·enseñ an zas de San Bue– naventura . .. Como por la mano nos lleva a ·una inteligencia clara de la pobreza evangélica co– mo e~presión de nuestra Regla y profesión. a 1 base de aquellas palabras: "qui EvangeHum an– nuntiat de EvangeUo vivat. . . . . Nosotros debe•mos renovar esa in·teligen– cia para aumentar el amor a b observan·cia de los preceptos reglamen·tario·s, o'iciendo con el profeta Jeremía: Ego vir videns paupertatem meam (Thren 3-1 ) considerando nuestra po– breza obligatoria por profesión y nuestra pobre– za decaída por humana defección (rela– jación) ... Como dice el libreto de " Meditatio úll Guarachl lOC-5.

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