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-99- L.3s cruces bu~cadas y quer;cJas S{on más to· lerables. . . L"l Cruz de Jesucristo a cuyo con– 'xto todas l2s nuestras se santifican y ungen. lleva en su cima vis iblemente escrita ·la cau– sa por qué se crucificó al maestro Divino: Rex ludeorum. La Cruz es corona de reyes espiri – tua:!es. Sólo ·los •reyes busc~n volutariame!1te l;¡ Cruz. Sólo ellos dic~n: Mihi absit l:'loria ri nisi ::ruce D. N. J. C. .. . Al mismo tien\oo nos en– seña que la Cruz, es la cima de ·los enamcra– ·:!os . . . E! dulce lecho de los perfectos, la blan– da almohada de :Jos esposos. . . El tálamo re– ::;io de los amantes divinos . . . Mirad y veréis que todcs !os grandes santos tuvieron grandes cruces. No sin razón se rematan con ella las Iglesias y se adornan los pechos de los obispos y se enjoy<m las coronas de reales y final– mente; con ella se bend icen, C·:Jnsagmn y au– torizan tedas ·las cesas sagradas . . . Como Je– ;ús, todo debe ser ·exa:Jtado por la Cruz. El amor a la Cruz es patrimonio de los dis· cípulos de l Maestro Divino y el tesoro de ·los hijos del Serafín de Asís. Nuestra doctrin~ está escri ta s:Jbre ·el Cuerpo de Jesús y de San Fran– cisco con la elocuencia de las ll agas. Jesús es hoy le mismo que ayer. el Rey de b Cruz (He– breos )( 111 ) . Libenter gloriamur in t r-ibulaticn;bus ·nos– t ris sciontes quoniam tribu latio pat:entiam ope– ratur, p~ tientia autem spem. sp.=s i'lutem non confundit; que quiere decir, la tribu! 2ción es :a garant ía de la salvación. No h.ay camino ni ~.3s seguro ni rnás breve . . . Al f:n puede dec:rse ::le ·la Cruz: "Victoria amoris" , como decía 13 div isa de Salomón .. . La victori a es del amor.

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