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-8- aproximamos a ·esta unión con ·el querer Divi– no, más nos elevamos en santidad; pero tam– bién, cuanto más nos alejamos de ·ella más nos retiramos de 1 la virtud. "Ut facerem voluntatem ejus qui vocavit me" No vinimos a dar contentamiento a nues– tros quereres. Vinimos resueltos a practicar la voluntad del Altísimo ... Ecce ego quía vo– casti me". Aquí ·estamos porque fuimos .flama– dos... ¿Para qué? Ut facerem voluntatem ejus ... Nada hay más enemigo a la voluntad del Al– tísimo que el amor propio mal gobernado. El amor propio puesto en ·empresas nobles y obran– do empeñosamente por la gloria de Dios ·es un instrumento ·fuerte. Los estímulos justos no im– piden que se procure ·la voluntad divina. El amor propio •en cuanto representa el bien del Institu– to o de ·la lgl.esia o de una verdad conocida por divina, ·es justo... Nos espolea para obrar y perseverar; es realmente un estimu!la·nte. . . . . Pero ese otro amor propio que sólo busca el triunfo y el medro personal o ·el interés que nos h·emos fabricado en el corazón . . . ·ese amor pro– pio sin refe.rencias ni conexiones con la gloria de Dios, es enemigo de Dios . . . "Cuanto más te buscas a tí menos buscas a Dios". j Cuántas veces juega papel importante en nuestras defensas o acusaciones nuestro Yo, aún sabiendo que es diametralmente opuesto a·l querer de Dios! Toda la vida de sacrificios y esfuerzos pue– de resultar inútil sí se lleva orientada a buscar– se a sí mismo. Doloroso es tener que ·recordar

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