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El amor esclavo No se puede calificar de esclavitud la situación dr la conciencia ante el amor puro. . . Cuando se ha– Lla del "amor esclavo'' se sobreentiende lo que ya llevamos dicho: una conciencia sometida a una es– clavitud moral . . . . Los esclavos carecían de liber– tad y eran en absoluto "cosas del amo". Por esto to– da la historia antigua tejida de hechos materiales .v del predominio de la fuer;za sin derecho, contra el derecho sin fuerza, es una historia de esclavitud. Sólo los que ,como el Polifemo de la tradición homé– rica tienen un solo ojo en medio de la frente pue– den dejar de entender las anomalías y lo absurdo de un género humano, donde la fuerza es el todo y el derecho es nada. La esclavitud, aun en la época de los hombres cí– clopes, de aquellos hombres gigantes de Sicilia, en la edad cuaternaria de que nos pudieron hablar Empedocles, (siglo V. A. de .J . C.) , y los sabios del Renacimiento como Giovani, Bocaccio, que nos ha– blaron de los restos de las cuevas · sicilianas, con– tenía el sentido de una depresión moral. La coincidencia e.ntre la leyenda y la realidad sue- 6

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