BCCCAP00000000000000000000239

76- lirio. . . La conversión es, el alma "evadiéndose de su servidumbre". Todo hombre pasional podría llt!– yar la corona del martirio si el demonio pudiera te– ner mártires~ .. Pero el arrepentimiento es el dolor, transformándose en riqueza y júbilo interior .... Es la libertad de la gracia; ella tiene que romper duras cadenas que forjó la pasión que .esclaviza. Dificil- .mente se ·encontrará en toda la historia humana esclavitud más terrible. "Es la isla del espíritu" di– ría "D'annunzio; isla poblada de dolores; sólo la tempestad hay en torno suyo. Algunos de esos escla– vos desesperados, pueden esclamar: "me cogió el des– tino por la garganta". El amor profano ha creado "su dinamismo del dolor". Tiene que hacer del dolor la substancia de la vida. La libertad de las estatuas no dice nada. . . Sólo podrían hablar para exclamar con la famosa Madame: ¡Oh libertad! . cuántos •crímenes se han C()metido en tu nombre. Esa libertad no puede dorar con luz de progresos las naciones. . . Federico Augusto Bert– tholdi que· fué el escultor de la célebre estatua que hemos considerado, a pesar de su obra gigantesca, murió en el anonis'mo. Lo raro, lo significativo en esta historia es que la estatua de Berttholdi llegó ·descuartizada a Nueva York, como si hubiera come– tido algún crimen monstruoso y . mereciera aqmil castigo. Mientras la .cabeza se exhibía en la exposi– ción de París de 1878 el antebrazo se mostraba dos años antes en la exposición del centenario de Fila– delfia. La cabeza suelta del resto del cuerpo, repre– sentaba la guillotina francesa que tantas cabezas segó, y el brazo de la FHadelfia simboliza la obra

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz