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;, .... El amor que Hbra Para declarar este cónceptq_ hay que analizar el amor en si y la libertad en nosotros. El amor en si es una psicología viva; un poder de arrastre, de elevación o de· ruina. El amor es el em– perador de los vivientes. No hay Alejandro, ni Na– poleó~, ni Carlos Magno, ni Federico como él; ja– más tuvo rey soberano, más amplia y más dominan– te soberanía..Lo ·pintan, es cierto, como niño, con una. aljaba de flechas, pero este niño es un gigante, y la frase: "Todo depende del amor", es exacta. La libertad, en cambio, es ansia de soltura, es una voluntad de gobierno propio, un señorío del YO ... ¿Cómo puede entonces el amor darnos una ·liber– tad? El ' que por vez primera se encamina a "Nueva York" y toma en el "aquarium" la ruta de Beter:v Place en un Wlporcito, puede acercar§.e hasta la gi– gantesca estatua de la Libertad, que consta de 210 piezas y pesa 450;000 libras. La estatua se levantó mayestática, y -alza su mano derecha con una an– torcha con que quiere iluminar el mundo. La antor-

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