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.:....... 50- . m el amiperitimiento .el amor canta y Úora. Es el dúo _milagroso -del poema .de· los santos como San Agustín y Bernardo de Corleón. · El amor que "llora" es, en las páginas blancas dé la gracia, un evimgelio de regeneración _moral. To– dos los _santos lloraron de amor, y nada' mas. dulce; "Juge convivium''; realmente €S un banquete del al. ma. Las fágrimas alimentan el fervor. Son- enceri- - dedores de combustible cordi-al. Ade¡;nás de que tie- rien el privilegio de lavar la conciencia, tienen .!a virtud de fortalecer la gracia. El que nunca lloró - por amor, no sabe lo que ·es la "inefabilidad del do-' lor sentido y expresado por los ojos". No es que la eficaci-a _del dolor se vincule a Jas lágrimas ; es que las lágrimas son el lenguaje del corazón y por mejor decir, son "la sangre del corazón arrepentido". El amor que llora no es solamente la· Sulainitis; ne es tan sólo la Samaritana; es también la Magdale– na, aquella rica "dama del amor", que se aposen– taba en el castillo de Magdalo y acogía con lujo de cariños al hombre del pecado; pero que después se · entregó ·a Cristo y quebró ante él el vaso de alabas– tro, lleno de perfumes, y obligó al Divino Maestro a formular el mejor ¡¡arregírico de mujer: "quia dilexit – multum". Sus pecados de carne se quedaron bo– rrados, lavada' su alma con la pura evaporación de los ojos que blanque-aron de armiños de gracia, el corazón volcánico de la antigua meretriz. La Mag- : dalena lloró de amor toda una Vida, su amor era Cristo . . . El Mesías acogedor de pecadores, miseri– cordioso y bueno, que lo mismo perdona a María la de Magdalo _que a la adúltera perseguida. Su om-

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