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- 41- pueden darse al viento como la lona de las canoas pesqueras, que son también aves artificiales del mar. El amor · canta, porque necesita respirar en ver– so, porque todo corazón que siente fuerte, es un gran pájaro que forcejea por salirse del nido cálido del pecho para beber la luz del ·sol y bañarse en sus corrientes helioterápicas. . . . El amor que quiere de– cir lo que siente necesita un lenguaje grl!-Cial, flo– rido, saturado de arte, de una cadencia sedosa, de un ritmo lírico, i>orque el corazón es la lírica de las almas, y las almas cantan interpretando el amor que brilla en su interior .... Cantó el corazón de San Agustín, hermosos versos de una maravillosa estructura; y antes que el, Pru– dencio, el poeta cristiano, y después de él, San Bue– naventura el himnólogo oficiante; y luego Santo Tomás el cantor de la Eucaristía, y más tarde San Juan de la Cruz el místico de Fontiveros, y .Teresa, la magnífica señora de los claustros, la Isabel. Cató– lica de los conventos, como fué Isabel, la Teresa d~ Jesús de los tronos. . . . Cantó la flor de Lisieux ma. tizándose de efluvios cariñosos, y multiplicándose en lluvia amorosa desde el cielo. Cantaron los ángeles en el paisaje divinizado de Belén y los Santos en €1 Paraíso privilegiado de la Iglesia. \

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