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-32- que la mentira sabe aliarse con el deseo. Es necesa- i rio tener categorfa mor~) para desprenderse de sus engañosos espejismos. . Es fácil tomar por verdad una mentira "amada". Aquí €Stá todo el peligro del caso. Un sortilegio del corazón tranforma los motivos y los objetos. Se quie– re la mentira del amor, por el amor a la mentira.. N'o hay filosofí-a tan profunda como la que se desarrolla en el fondo de los afectos humanos. Tampoco ha:Y sofista más experto y hábil como el amor propio que tiene la virtud de una prestidigitación maravi– llosa. Para demostrar que es verdad una falsedad no se necesita otra ciencia que interesar en ello P.) corazón. Las pasiones son las preocupaciones del corazón, como las preocupaciones son las pasiones del pensamiento. · La mentira del amor se torna bella cuando el co– razón s-e le aficiona; siempre clam:ará en su defen– sa: "aunque · sea mentira la quiero~' ... Será el úl– timo grito de Ia impotencia deS€sperada en semejan– te titánica defensa . . . Todos carecen de razón contra una "sinrazón'' que se ama. . . Es el caso de muchísimas riñas durante los largos y peligrosos noviazgos. Como las débiles mosquitas enmarañadas y apresadas en las redes sedosas de la araña del amor ... "viven muertas". Aca– so no pueden ya soltarse de los hilos con que fueron hábilmente o torpe~nte !rodeadas]... · y forcejea– ·rán en vano. . . Han caído en la red de los engaños . Todavía defenderán a la sucia araña que tejió ·la r.ed, y jamás confesarán que la mentira del engaño fuese mentira . . . Dirán: fué el amor;· el exceso del

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