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-22- No respeta derechos de autonomía. ni de libertad. Para la muerte no pueden legislar las Asambleas In– ternacionales. El Derecho de gentes, que Victoria creó no reza con el atáque de la muerte. . . . Ataca y mata bajo todos los ·climas y sobre todos los ma– res, lo mismo que en Smova como en Juby; lo mis– mo en el Mar Rojo qüe en "Río de Oro". Las jefa– turas aeronáuticas no saben jamás por donde anda el "avión de la muerte". A su bravo y despiadado empuje aún los corazones más "plurhnotores" tienen su aterrizaje y "paro forzoso". Pero a ese "forzoso paro" y sin reposi– ción de movimiento, sigue el "vuelo real" por la eternidad; más que un vuelo es un "estabiliütrse" en un perenne y eterno existir sin vuelta a la vi– da ... Es de hecho el "paro forzoso'' del desgra– ciado que amó mal. . . . Los que ahora vuelan de amor en amor, de Norte a Sur, de Oriente a Po– niente, saben demasiado que algún día habrá de llegarles la hora de este paro ... Pero no hacen caso de la huéspeda terrible. . . . Viven en una in– credulidad amarga y a ella seguirá un drama dolo– roso. . . . que no fina . . . . Ahora las pasiones grandes y pequeñas tiene pre– ponderancia indiscutible. El amor manda. . . . ¡ Ade– lante! Pero .. . No ... detén tu vuelo volador im– prudente, consulta tu conciencia que es el código mejor de 'leyes, y la ruta mejor de deberes .... No esperes el "paro forzoso". Te reirás del dictamen de la conciencia. . . Hasta negarás que ella te recrimi– ne en tu vuelo pecador; pero la justicia de Dios no se traspasa como las "zonas aéreas" .. . La concien-
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