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-17- ra luz del cielo, cae tocado por aquella llama re– pentina y le convierte en doctor de las gentes. Ramón Llull es otro Saulo. No cayó ;tl golpe ful– míneo, sino a ' la visión réiterada, para llegar a ser el autor, de la "Blanquerna". No fué el seno ulce– rado de una dama que amaba, sino Jesucristo mismo quien lp convirtió desde la cruz, llamándolo hasta cin– co veces. Las ondas de estos dos rayos del amor, han abarcado el mundo. Bien pudo Llull poner en una de sus más bellas producciones en boca de la a,bad de "Ave María" en su libro citado "Blanquerna", aquellos saludos a la Virgen: Ave María, saludos te traigo de los sarracenos, judíos, griegos, mogoles, tártaros, bulgaros, húngaros de Hungría, conianos, beduinos, axaximos, surinos, jacobinos, nestorianos, maronitas, rusos, armenios, y georginos ... Era sil obra de Amor ... 2

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