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. . \, --~-\ '• - 166- no me parece a mí, si no un difráz carnavalesco, im~ propio de la sagrada misión de la mujer". Pero de un tiempo a esta parte, el feminismo, ei:Jm. parte con lo .bélico, las preferencias .de la oratoria de todas las categorías. Una fiebre de exposición y de discusión feminista ha acompañado, en estos días, a la gripe en París. Hasta uria rnujer remontada p9r su inspiración patriótica, ha obtenido el gra!}o de co- ·· mendador de la Legión de Honor y otras llegan a · puestos y direcciones técnicas reservadas hasta hoy a los hombres. Nq vamos a contrari~r el afán de la mujer honra-. da por intervenir ·en los negocios en que actúa el · J:¡ombre, ni aún en la política: Los hombres no· han hecho una política tan ventajosa que no sea permi– tido preguntar, si cabe que las mujeres la realicen peor. Casi con seguridad en muchos puntos de la actuación pública acertaría la mujer más que el hom– bre. Para terminar estás reflexiones quisiéramos reco– mendar a ellos y a ellas, una lectura amable, fervoro– sa de la última Encíclica del Papa Pío XI, sobre el ma– trimonio, Casti Connubii; que ha tenido por sU formi– dable actualidad, una resonanda mundial. Considera los hijos como primer bien del matrimonio, y con– testa a los ataques. contra la institución conyugal, estableciendo fimilmente los deberes .del Estado y de la Sociedad.- · Analizarla es imposible. . Todo .es oro doctrinal. ·Consagra todo lo que hemos dicho en este opúsculo sobre el amor. Queremos destacar el eco que ha cau- · sado en todas partes. Las agencias de Amérioa la .