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165 - Decir lo que supone ésto en el orden interior d<J los hogares, sería imposible. En .cambio, los contrabandistas, bandidos y asesi: nos prosperan a la sombra de la ley, (según escribía una revista harto informada; (Revue of revues Nov. 1929). Todo ésto se explica por las corrientes modernas, en que la mujer sólo busca una libertad rival al hom– bre, pues quiere ser lo que él es, incluso en sus fun– ciones políticas. Estos días hemos oído el debate en el Senado Francés sobre el sufragio de la mujer en ·Ptarís y hemos escuchado a través de la prensa a · Varey, decir, referente a las mujeres "que deben vo– .tar porque no lo harán ·peor que los hombres". . . En cambio Mariac preguntaba si era una conquista fe– menina discutir negocios mientras "fumaban". Lo cual en un feminista de la tabla de Mariac, tiene un alcance imposible de expresar. La transforma– ción de la vida realmente impone . cambios en la si– tuación de la mujer; pero estos cambios distan mu– cho de ser conquistas beneficiosa. La mujer honesta los admite, forzada por la vida moderna; por eso abandona gustosa los títulos profesionales para vol– ver al hogar. No puede ser conquista provechosa para .una mujer verse cargada de nogocios políticos y lanzar al suelo colillas de cigarrillos. Su · verdadero destino es crear hijos, recogerlos en sus brazos, edu– carlos; dar vida a los cuerpos y a los espíritus. Fuera de la blanca blusa de la enfermera, o también de la blanca toca de la Hermana de la Caridad, todo otro uni– forme femenino, •afirma Mariac rotundamente, cual– quiera que sea, toca de abogado, o traje de académico,

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