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164- dándose de ser bueno, renuncia al sacrificio en el hogar. Los modernos hogares, sienten la asfixia en .el de. ber; no les hace felices; es que han puesto la felici· dad donde no es posible hallarla. Si el amor es la resurrección del Universo, no de-– be enlutar la vida ni .tejer crespones para los pue. blos. Dentro del hogar santificado por un ·amor cas. to y vital, hay una costumbre que es como la cos· tumbre de Jos cielos, en los días de primavera, y e-s que reaparecen los astros, ·se cuajan de estrellas. El matrimonio está pasando por una crisis graví. sima y que afecta á todo el mundo. E;s que el hom. bre también está en crisis. ' ' Comprendamos que por ordenación divina y ley na· tural, Jos matrimonios deben ser como laboratorios del pueblo. El Crucifijo que preside· un hogar cristia– no no puede bendecir obras de maldición. El clamor de los hombres de .ciencias y de concien. ciá es general. Ya hace años, que Monsieur D. M. Contuorier exclamó: .La France se depleupe; es que · como decía Luis VeuiJ.Jot: "Las dynastie du fil uni. que reemplace aujor hui la dynastie du fil aine". En Norteamérica, (antes hemos dicho algo sobre lo que allí pasa) tiene sobre ésto que ahora habla. mos, una lacra que supera a todo el valor de sus mi. llones, porque sus millones no pueden remediar lo que el "amor mata". En 1928 ha habido allí 18,55G matrimonios menos, y 3,902 divorcios más que en 1927. En 1887, había un divorcio por 17 matrimonios. En 1928 uno por cada seis. (Aimérica, 4 de Enero de ]930). .

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