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Amor que mata Vistiendo al amor de un predicado de nobleza y de abolengo auténtico, su veneración y virtud ·atrae po– derosamente la atención y siempre es fermento de vida. Dios no puso en el corazón esa levadura de unión social y querencia racional como un instrumen– to de muerte. El amor busca la inmortalidad a través del tiempo. Quiere eternizarse. Bajo la mortalidad social se desenvuelve en cierto sentido la inmortali– dad humana. ¿Por qué entonces, hemos de enlutar el genio del amor atribuyéndole un poder de muerte? Es que el hombre al despojarse del sentido racional corre hacia la locura, en un arrebato pasional. De ahí que ten– gamos necesidad de hablar de un amor que inata en contra-posición de aquel sublime Amor, que murió por todos. ¿Qué otra cosa es la obra qU:e realizan tantos ins– tintos que so-pretextos fútiles se ponen la clámide amorosa, para producir un desgarro cruel en la so– ciedad? Empecemos por decir, que la juventud. que se Ha-

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