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-.154 llos y estambres amarillentos. Todo vanidad, momen- · taneidad. Cierto que la idea del creador del atavío y acceso– rio del traje de novia fué, que ese ramo sobreviviera como recuerdo, mucho después de que el gran día ha– ya pasado a la historia de la familia; pero. . . i ay !, un recuerdo. . . Las novias modernas elegantes, lle– van en sus manos un libro de misa en lugar del ra– mo; el Hbro · es lindo y está forrado de cabritilla, blanco, de cantos dorados e impreso sobre papel de seda. El libro. contiene el "certificado matrimonial", pero ese certificado queda en el libro; luego vien·J otro certificado y no de amor perenne, sino de sepa– ración. Aquella sortija de cintillos de diamantes o de un solitario engarzado sencillamente, no sirve para nada, sino es para testificar el fracaso de la unión ... Ni aún la pulsera de zafiros y diamantes cuyo as– pecto era tan atrayente, representa la sujeción, la fuerza unitiva del amor. Yo he visto alguna vez los guantes de piel de Sue– cia, con tres botones de perlas como cierre, retirado en un rincón de un armario viejo ... Se me enseña– ron ·con desden, envueltos en un suave papel de se– da. . . "los tengo en este rincón, como olvidados, por no tener valor de regalarlos" - se me dijo. Parece que me están abofeteando. . . me añadió. Hay divorcios que son "obra del capricho". El no gana lo .bastante para cubrir las exigencias de las modas de ella ... Durante la estación del VeTano, cuando, todo. el mundo elegante usa "negro con blan– co", ·o de ·crepé azul marino con cinturones de ·cuero azul también,_con el nuevo tipo de sombrero de ala

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