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- 116- neración casta y hermosa de los siglos heroicos. Des– de este desposorio de dos castidades amables, la vir– gen sólo piensa en servir a Dios. "Virgo cogitat quae Domini sunt" ... Enamoradas de 1a eterna belleza ca– da día se esfuerzan en asemejarse más y mejor al esposo eterno; Sabemos muy bien que el mundo contradice estas bellezas místicas con un "tolle", que oyeron los pór– ticos del pretorio, cuando se pronunció contra Jesús. El mundo, como dijo con frase magnífica Tácito, es– tá corrompido y es un ·corruptor: "Corrumpere et co– rrumpi saeculum vocatur ... y esto tiene una funes– ta actualidad. Los padres de una juventud promete– dora se enojan porque el sacerdote hable a las .niñas de castidad seráfica. Ellos ama-n más el contacto con el mundo corruptor que el himeneo con Cristo que di– jo: "Yo soy la flor del campo y el lirio de los valles", "Yo me apaciento entre los lirios del valle". Ellos se hacen acreedores a la reprensión que San Jerónimo dió al padre de la joven Turia, diciéndole ; que "amaba a su hija, pero no sabía 3/IIlarla como era debido". "Oh, sed antes bien dichoso, por haber dada a luz una hija para Cristo y no para el siglo". Padres afortu– nados debieran considerarse, aquellos cuya hija se hace esposa del Rey del Cielo. Es preciso no compro– meter con una oposición terca el porvenir de eterna honra y gloria, que a .las vírgenes les está reservado. El amor de las vírgenes, no sólo se forma en el corazón .de las juventudes llamadas a las bodas clau!l– trales. Cuando la Esposa dijo: "Mi amado bajó al huerto para ·apacentarse y coger lirios" (Cant. VI),

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