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-108- ., r ción. y vida interior, imprime al amor una función muy distinta de la que le es natural por ordenación divina. De ahí el enorme daño que causan a la mujer y a la sociedad, ciertas lecturas o libros demasiado sensuales y positivas. La desfiguran, convirtiéndola en "feminista". Nada más opuesto que este feminis– mo, al "amor femenino", según la ordenación natural del Creador. La mujer "feminista" se siente avergonzada de ser de su sexo. El sentimiento de inferioridad. obra en ella como un agente extraño, actuando contra si miS·· ma, en busca de una nivelación con el hombre ... Sien– do impotente para dejar su sexo y tomar el del hombre, sólo consigue perder en la demanda lo me– jor que hay en ella: su feminidad; pero esa feminidaq fué ·siempre reina del hombre. Ahora que se la ve pujando por rivalizar con el hombre, perdida su fe– minidad, es más despreciada ; queda en su sexo con lo que tiime de deprimento, con eso que le 'avergüen- · za; y no logra igualar a su rival. Consigue a vecés cierta independencia material. Lo– gra una situación propia sin · interdependencias de otros..Está bien. . . pero ha perdido su fuerza moral. Lo que vale es en razón de "funcionaria" ... Ya no es la "flor" en el camino del hombre; es su espina. Enorgullecida de su situación, c.arece de aquel atri– buto de sumisión que obedeciendo. con amor le hacía . ser adorable !W el . hogar. La mujer feminista es "un hombre más", sin las condiciones del hombre. Es un tercer sexo incomprensible, porque no fué creado por Dios. , Ya no es fácil que se puedan unir las palabras:
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