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-99- es imposible jugar con las "estrellas del cielo" como con las ·bolas del billar. . . ni lo pretendei¡ ·siquiera, j' eso honra a las "estr-ellas del cielo". Hay muchas que no ven la belleza de este proceder de las niñas serias; no comprenden el mérito de ese amor que adora en la "mudez honrada"; pero porque haya gentes que no comprenden ni sienten la música de Bethoven no deja por eso de ser maravillosa. La conducta de esas niñas no pierde un ápice de su hermosura, porque haya otras "estrellitas errantes" y frágiles que la interpretan de mística y poco aceptable. El pudor ni · es objeto de juego, ni una prenda de empeño. Se objc. ta que a "tiempos nuevos, nuevos modos de amar", como se afirma que a épocas nuevas, nuevas forma;; de arte ... El amor, empero no es un arte. El amor es vida y vida espiritual. Ahora que la evolución del concepto de heroísmo está representado en su expre– sión más viva por los aviadores, debería supermate– rializarse la ·conducta; hacerse más elevada, no tan terrenal y pesada. A la ciencia y osadía de los ven– cedores del aire debería seguir .la fuerza y valentía moral que eleva ... En fin, "el amor que calla'', nos dará razón. No se nos diga que hemos escrito una metafísica del amor, que lo que revelan estas líneas es la filosofía de la vida; las deducciones de la experiencia; el em- pirismo objetivado en la realidad... . · El alma ·que llega a la tarde se hace meditabunda, porque sabe muchas cosas ... Sobre cardo herido y espina aguda, así sueña, así vibra y ... así calla.

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