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-98- Hay que distinguir las realidades de las apariencias ... La pasión es·más vehemente, más incontenible . . . El amor si es sincero siente y calla hasta que se vea autorizado a manifestarse. Ese esfuerzo moral es la. garantía de que se procede con nobleza y que anda por medio el verdadero valor psicológico. El hombre qüe ama a una mujer no atropella las horas ni rom– pe las cercas del tesoro que adora. Al contrario se siente obligado a enmudecer. La adoración del alma no es confundible con la violación del t esoro. Una joven culta y consciente, gusta más de un 11.mor que calladamente le mira con ojos en casta ado– ración, que de otro que vierte un poema aprendido besándole la mano ... El amor calla y ese ·callar. es un mérito. Pero no hay que presumir que ese silencio haya de ser eter– no. . . Hay horas de callar y horas de hablar; tiem– po de amar en silencio y tiempo de dar fin a la mu- dez ... · · Los hombres grandes, porque · piensan mucho ha– blan poco, y al hablar buscan palabras propias, para expresar el concepto y deci-r todo el concepto. Los hombres que carecen de ideas y de pensamientos dan todo el valor que pueden a las palabras. . . Ocultan su pobreza cerebral con el. grito verbal. .. Pero hay quienes quisieran jugar con las ideas como una niña con las muñecas. Situad este caso en el orden moral y t endréis la diferencia exacta entre los que aman de verdad y los que aman por distracción. Estos ta– les, no merecen aprecio alguno. Donde no hay serie– dad no puede haber felicidad. A veces logran jugar con .la niña como juegan con las bolas de billar; pero 1 ~

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