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O:aDEJI" SOBBENA– ~L ahora intercede como mediannn "" i"•· rs:il , d ~sde el cielo, para que obtengamos todas la ·; !':r:win>< pn·('isas para ~I éxito de nuestra eterna felicidad. 1 ¡,, gr:111 "'.""('ro de t eó– logos enseíia que no obtenemos niuou ua », •·ac i:o. si11 su intercesión . La razón fundamental la loemos ~xpncst:¡ arriba. Dios no cambia sus clecret9s y planes; y !Jabien. do querido darnos, por medio de María, al autor de la gracia, guarda siempre este orden y por ella nos comunica todos 'los demás beneficios, conseénencias ele este primer don. Habiencl& recibido, por su mediación, el principio universal ele la gracia, por este mismo orden recibimos las– distintas aplicaciones en los clivrrsos estados, que compone la vida cristiana. Aún los teól ogos que no aceptan algu– nos de los principios fran ciscanos concuer dan en esto, te– nieudo por gloria, hacer resaltar la extensión de la media– ción ele 1\faría.. La universal mediación ele la Virgen la considera– mos como una prerrogativa nueva, que se deduce de nues– tra t eología. Toclo ha sido creado por 1\faría, y ella es la que ha determinado, en cacla cr~atura , la 11wdida ele Jos dones naturales y sobrcnatnralcs. Podemos fijarnos primeramente en el orden sobrena– turaL Los ángeles y los hombres han recibido la gracia de la plenitud de Cristo (1). La J glesia griega insertó en su Liturgia las palabra~: '' Virginem laudamus clamantes.... '' ''Salve angelorum vitam ostendens". (Post Dominicum IV quadragesimae,. aeathistus N\1 13) verba Simonis ad Virginem (2). La Iglesia latina ha insertado en su oficio las sr· guientes palabras de S. Bernardino de Sena: '' Omnia do- (l) Christus : alpha et omega p. 39. (2) J{alend. utrjusque Eccl. 11 Pars. p. 174. Miles S. J. 76-

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