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mo valor doctrinal de la devoción de la~ Tres Ave María~, cuyo objeto es establecer las relaci onPs entre la Santísima Trinidad y el corazón de María. Alllplillml'nlc se trata el mismo tema teológico en "La D'""''.¡,,. 1\ l:~ri:d<• de Saiut Laurent ele Brindis", qnr <·on 11""'" ,¡ ;,...., r11 d!•:·;aiTO– lla el P . ;rerúnimo de Pa rís. E11 ,.. ;~,. 1 ¡,.ll'fl" ha c11ndido, maravillosamente, la doctrina sobre la llledia ción univer– sal de l\Iaría como dispensadora de gracias. l<'ué un acon– t ecimiento de resonancia mundial el Congreso Mariano celebrado en Bruselas del 8 al 11 de Septiembre de 1921, durante el cual la Escuela Pranciscana hizo gala de sus principios teológicos.' El P. Gervasio Braus O. Pr. 1\1., tr;:t– tó sobre la mediación ele la Santísima Virgen según S. Buenaventura. El P . Zacarías Van ele \Voestync O.·Fr. :¡vr. sobre : ,Tuan Dnns Escoto y la Virgen; y el P. Norber– to Brocckert sobr:.e la mediación de la Virgen según S. Beruardino de Séna (CJ'r . Act. del Congreso 1922). Difí– cilmente se podría excusar el teólogo, que no encontrase en la Sagrada Escritura pruebas acerca de esta doctriua. Nadie puede negar al sol su influencia univcr·sal sobre la naturaleza. Nadie puede negar a .T. C. sn influencia profunda sobre toda la cr~ación y sobre la vida racional y espiritual. LA 'l'SAD:t- 1 ~= :.:;._ Si el ~ijo participa con la Madre todo lo que puedl, KA. ser comumcado a la pura criatura; y si Cristo tiene la nutoridad total sobre las dispensaciones de las gracias, nadie puede extrañar que llamemos a María d-ispensadora universal de ellas, como tesorera. Cristo y María, según nuestra escuela, merecieron a los AngPlcs la gracia habi– tual y la glor·ia esencial. "Arrgeli sunt creati, gratia et gloria ditati propter Christum et Mariam. La cual aser– t·ióu establece como opinión común el P. Mateo O. Fr .M., (2) J>arts lib. Salnt Francols 1933. 68-

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