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BliLJI.CIOH COJII LA CAlDA Alii'– OBLICA. Por eso María estaba prefigurada en las grandes reí– nas de la Escritura, sobre todo ·en .la celebérrima Estei",. salvadora de su pueblo, y en la Madre de Salomón, a quien· el Hijo de David hizo sentarse a su derecha. Respecto a la carne, nació de la misma estirpe tl•· David; y respecto al espíritu es la vencedora de torla~ las pot.cstarles del infierno y la comunicadora de toda vida y perfección a las almas. "Regína sanetíssíma anímarum", Sícut Esther· apud Asuerum, sícut Bethsabee apud Regem David pro· filio Salomime. Tanto puede esta reina en el cielo que ie sirven los querubines como esclavos, atentos a su manda– to. El Rey de reyes le dice con más verdad que Asuero a Ester: ''pete a me quod vis et dabo tibi licet dimidium regní mei petierís (Esther 5-3) . María es reina verdade– ra del reino de Cristo ( 1). Todos los vasallos de su hijo- •son vasallos de ella, servidores queridísimos que están deseando servirla y complacerla. Esta reina celestial vie– ne a ser el complemento de la monarquía de Cristo. Allí donde todo es gloria y seguridad sin fin, María es la reina que alegra con su presencia la ciudad ele Dios. De este modo han mirado los Santos Padres el reina– do ele María en el ciclo, llamándola r eina y señora del mundo. Afirma el P. Martínez Sáez, Obispo ele La Haba– na, que por derecho natural le pertenece poseer todas las cosas, porque su Hijo las sujetó todas a su imperio (L. c. p . 602). Otro franciscano tan notable como S. Bernardi– no ele Sena añade : Cuantas son las criaturas que sirven a la Trinidad, otras tantas son las que sirven a la Virgen gloriosa (Lib. 6-a. 3 cap. 6). Porque todas ellas, sea cual fuere su grado, ora sean espirituales como los ángeles o racionales como los hombres, o materiales como los. cuerpos (1) "¡Vive Marie Reine del Univers!" -Gel P. Francisco l{iefcr, capuchino, Ed:lc. 1935 y trad. por Margarita Corbert. 62-

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