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i!~~i¡i>!!z Decía~os que Cristo es pre~estinado primogén~to an– BBUW DE te toda cr1atura, y que, en el m1smo d<'crcto se uma Ma– CJUSTO. ría a los designios del Verbo Encarnado. Esta es nuestra teología fundamenta). María participa del r<'inndo de Cristo.... ¿Cómo es . este r einado YHay quien e~ no admiten en J. C. más que un r einado espiritual: la Iglesia. Aquí El es el Rey indiscu– tible. Pero hay otro reinado. 6Cuáles éste 7 Los teólogos comienzan a discutir. Tanquerey nos dirá : controvertitur utrum Christus fuerit insuper rex temporalis totius mun– di " . Cierto la opinión más comfm lo afirma, en cuanto al derecho, "quoad jus in acto primo; pero que no lo fué en. el acto segundo o en ejercicio, es decir, en el uso" (Theol. _ Dogm. De Verbo Incarn. cap. III ad. 4.a N\l 2.37, nota). ~ES ASPECTOS DB ESTE BBIXADO. Naturalmente, no siendo el poder de María nada más qua participación de este r einado, no nos hemos de extrañar que ciertos teólogos digan que, la Madre de Dios, ejerc~ en su r eino cierto poder de misericordia. "Mater·Christi, Regís potestatem quamdam benevolentiae ct misericordiae exercet in ejus regni (Ibid. N\l 294) . Este asunto se presenta de otra marwra en la Escue– la franciscana. Toda la economía del mundo visible o in– visible sea antes o después de la creación, se refiere al advenimiento de J. C. en la tierra. El Verbo Encarnado, era la base y el fundamento de toda la creación, todo de– pendía de El. Todo se ordenaba a El. Dios quiso que el papel de María fuese inseparable del de Cristo. Todo lo– que había precedido a la Inmaculada Concepción, y todo lo que vino después, descansaba en Jesús y María. Cristo Rey de la Creación, María Reina de la creación. ruede leerse un bello documento sobre esto en M. de-_ GruytPr: Celestial reinado de excelencia, de potencia y de clemencia: a) porque está sobre todos; b) porque puede 60-

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