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las horas del día y doce las horas de la noche; así la coro– na de doce estrellas es de un sentido perfecto y univer– sal. María es reina universal. Eso dice el autor que arri– ba hemos mentado: "per coronam hanc designari Virgi– nem Deiparam universalem Reginam omnium electorum Dei; y sobre todo, Reina de los ángeles; porque los ángP– les se designan por las estrellas: "cum me laudarent as– tra matutina" (Job. 37). Pero de esto hablaremos en el capítulo siguiente. (1) Pongamos como nota final. de e.-;;te capftulo flll<', nuu. que el Papa Plo IX aiJrobó el "non oportere" de la. clc·flnkltm dogmática, sobre este tema ha ido en proporción t•l ""•ll lndnnto faYorable. En el afio 1870 serran el 27% d€' ohiHtlnn r" vor~l•l·'~ a la declaración; de 1900·1940 subieron al aO% l'rro 11o tlk:lnT.Il • ba ni a la tercera parte de la JglE's ln. dc•c·c·nt••. f 't•rrNq)•mtlo al Papa decidir, s i este porcentaje era :~utl<·l•~ut o pura dH'hllr O-Ylo asunto en favor.
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