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LA ASUl!l'· CIOlll coa– POKAL. rreara el pecado. La muerte de María sería como la traslación del arca de un punto a otro. La vuelta al polvo; la corrnpción del cuerpo es el castigo infligido por Dios a Adán y a sn posteridad por el primer pcead() (Ocu. I.II -19). María <'ra ciertamente de la progenie de Adán. Dios pudo libral'!a de la deuda de incurrir en su castigo en todo o en parte. Pudo excep· tuarla de la culpa dejándola, sin embargo, sometida a las consecuencias de ella, que era la concupiscencia y la corrupción. Decimos, empero, que el Señor, así como quiso eximirla de la culpa, quiso también eximirla de la pena. Aquella carne hecha de armonías y de lirios no volvería a ser polvo y pasto de gusanos. El teólogo ·admite con regocijo esta conclusión. La Asunción de la Virgen en cuerpo y alma al cielo es el complemento del misterio de la Inmaculada Concepción. Sin duda que dentro de lo "posible" caían estas dos eosas: hacerla Inmaculada y someterla a las conscr· ucncias de la muerte.... o llevarla purificada al ciclo, aunque no hay·a sido concebida en gracia. La Iglesia ha hablado sobre Sil Concepción Inmaculada pero a.lm no se ha. pronunciado. sobre el misterio de la Asunción. No hace falta que sea declarado dogma de fe, solemnemente, para que una doc– trina sea de fe católica credenda; basta que sea propuesta de modo ordinario, de universal magisterio como cosa di– vinamente r evelada (Eucharidion Symbolorum Denzinger NQ 1792). La Iglesia enseña de muchas maneras; y el sen– tir universal está porque sea de fe el misterio de la Asunción (Cfr. Assumptio B. Mariac Virginis Matris Dei, por Rcna111lin 1933. ]\Jarieti) . r,os teólogos consideran co– mo sospl'ehoso ele her ejía, lo contra,rio. Renaudin diq_e que IItH sl1plieas elel Concilio Vaticano obtuvieron 295 voto<>, que la proposición más aplaudida fué la ele León XIII, 52-
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