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reguladot de su existencia y perfeccio:i!Ps; pPro cada lino de estos decretos era una eJo:ención de las l~yes a qnf' es– taban sometidas aún las más perfectas eriaturn~. Sohrrpn– ja la Virgen a los ángeles cuanto sobresale eu d uklwn· del rey, la hija de los criados". w.AJ! Oll' FtTJrDA- Porque María ·fué creada pa1·a que fuera Señora del :;•:::oa. alcázar divino y Madre del Príncipe, mirntras que los án- geles fueron sacados de la nada para ser sPrvidores y cria– dos del alcázar de su señora. Se ha. dP ,.,.,.,.,. que ln. <in– geles no existieron lln momento sin la gracia ·üe Dios, pe– ro fueron puestos en la prueba de fid elidad.... La Vir– gen, concebida en gracia mayor que la de los Angeles, no necesitó ser probada en su fidelidad ni en su amor. Dios. la veía con amor y la veía perfecta de tollas maneras. Un solo instante indivisible bastó para que ella fuese creada, santificada y confirmada en su gra~ia, rr•·ihi~udo rl don. de la impecabilidad. Afirma <·1 fl•ólo~o citado que en el primer momento de su existt•ncia, lllai'Ía l'u~ C'asi infini– tamente mayor qu(' los Angl'l<'s. l'o1· t•so l,(•Ún Xlli en ~u Encíclica sobre el Santísimo Rosario (ll:lfJ2) ~st.ablece que María está sobre toda.~ las órdenes uc Angeles y San– tos: "Hominum et angelorum ordinibus anteeelit". Por– que, además de lo dicho, la Virgen es el fin secundario de la creación. 'fodo lo que se ha. hecho, se ha hecho por J e– sús, primeramente, y luego por María; de ahí que Dios. ama a la Virgen•sobre todas las criaturas. Puesto que los ángeles y los hombres tienen por fin secundario el hon– rarla y glorificarla sirviéndola, no debe extrañarse la am– plit.nu <le la conclusión franciscana. Además, la fidelidad de rrnu·hos teólogos admite que deben sumarse a las gra– c~ia.~ de los ángeles, la de nuestros primeros padres, para decir que es mayor todavía la gracia recibiua por Ella en 46-

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