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pseudo místico Dionisio, el dar nombre de rrdcnción al acto divino por el que se impide a los S<'r<'s n•ales cae!." en d no ser. Orígenes nos habla dP un dolo!·· sacrificio de Jesús que salva al cielo y a la 1iPrTa , u ¡.,., irn~rles y a los hombres. Y R. Jerónimo .v S. l•'nl;:r· no·io nos dicen, claramente, que los Angeles fueron s:rl,·:rdos .v ¡n·escnm– dos de la culpa. Qneremos citar las palalJras de Orígenes: Si ergo duo intelliguntur velamina quae wlut poutifex: ingressus est Jesus, consequentcr et sacrificinm duplex íntelligendum est per quod ct terrestria salvaverit et coelestüt" (Homil. in Levit. Patrología Migne tomo 9 col. 335-336). No menos expresivo, escribe, S. Fulgcncio: Non alía (gratia) stantem angelum a ruina potnit custoclirc nisi illa quae lapsum hominem post ruinam potuit reparare (Cfr. Patr. Lat. tomo 65 p. 249 ) . Hemos de r econocer con el mismo Santo, que hay dos maneras ele ;nedicina, nua que sana y otra qne pre– serva, "quo sanatur infirmitas ct quo custoditnr sanitas" que concuerda con S. Agustín. S. Jerónimo pudo drcir: '' Augcli, gratuita gratia ne · corruerent salvati su-nt" ¿No se podrá decir lo propio da María I,nmaculacla 1 Todavía nos diril S. Bernardo: Qui eréxit hominem lapsum, dr<l it, a.ngdo st.anti, ne labcrc– tur.... Fuit :X'q na lll ri<tlte Heclcmptio, salvans illum et scrvans istnm" (Srnn. XXII in Cant. Cant.). Concluyamos pnes: L¡¡s Angeles preservados o salva– dos por Cristo Heilentor no pecaron. ¿Acaso porqne fue– ron r edimidos debie1·on pecar 1 Es conocicla la posición de algunos tomistas que niegan que Cristo sea cabeza · de los ángeles.... Nosotros exponemos la teología franci.o– cana: J\Iaría ha sido salvada, rescatada, preservada de cul– pa original como lo han sido los ángeles, aunque la exis- 1 rneia de los ángeles y de l\Iaría fuera diferente; aquellos crc:u los por Dios para su gloria, ésta, nacida de Adán, 20 -