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dos; pero los teólogos complutenses, consultados sobre es– to diéroulo por defendible, y en efecto, es hoy defendi– da por muchos; ni atinamos a epmprcnder cómo teólogo como Palmicri ('l'hesis 2G) pudiera t•serihir que no se com– pagina ui explica la d0finieiún de l'ío XT sin el d{hito próximo. Exist-e una pl0yadc de autores que abonan la te– sis contraria· a Palmieri que no citamos por no alaq~ar el comentario. Pero recordaremos, a modo de cscat·cco histórico, lo que nos cuenta el teólogo Francisco de Sosa, a saber: que en Toledo se estamparon unas conclusiones que se habían de sustentar en el convento de S. Juan d\) los Reyes, rle nuestra Orden, y en ellas se defendía que Ja Virgen no t1wo débtto de pecado original. Algunos mali– ciosos acudieron al Santo Oficio, dando a dichas propo– siciones siniestras censnras. Mandóse que las conclusiones no se defendieran, por entonces. Mas habiéndose hecho di.. \igencias, y a¡¡urando la verdad, se halló que era materia opinable, y aunque el P. Antonio de Córdoba, defensor áe la Inmaculada, defendía algm:ws proposiciones denun– ciadas y censuranas, el Santo Oficio alzó la mano, y las conclusiones pasaron sin novedad. (Cfr. A. I. A. año XIV tomo XXVII). La teología franciscana defi¡,nde que pudo Jesncris- - to eximir a María Inmaculada •lel pecado original y del débito de contraerlo en virtud de los méritos previstos el~ su Pasión y Muerte. Tenemos ahora el ·gusto de añadir este nuevo florón a la corona de la Virgen proclamándola exenta de esta deuda (1). DllBlTO PBOXIl\10 Y BBIIIlOTO. Pam la comprens;ón de esta tesis, conviene no olvi– dar la •li~tineión de los teólogos entre el débito próximo ( 1) Mal' in. non tantum tnmunem fuisse a peccato origina~ JI, ~wd f• t iam ab omni ejus debito, s ive proximo slve etfam re· runtn. (dr. P. E. Longpre en su conferencia de Londres; vide: Collcct:m~'a. Franciscana. 1944. pág. 831). 16-

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