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atingencias en la redención de Cristo. Para hacer ver la sin razón de dicha pretensión basta haber hojendo las obras de nuestros más célebres teólogos incluso lo~ 110 in· maculatistas como Guillermo H.ubio y Ricaruo de ~fcdi.t­ ville. No hemos encontrado en el decurso de tliH'slros modestos estudios tcolúgicoR autor antiguo que haya pa– rado mientes en ese reparo. SiemprP hemos visto asentada la pureza Inmaculada de María sobre la tesis siguiente : '' indiguit passione, non propter peccatum quod infuit, sed "quod infuisset nisi ipsemet Filius eam pre fidem pr:llser– ''vasset". Estas palabras son del primer paladín francis– cano, maestro del mismo Escoto, Guillermo de Wara (• 1300). Escoto a su vez dijo claramente: "ex excellentia Filii sui in quantum Redemptor reconciliator et mediator fuit quod ipsa non contraxit peccatam originale". El cu– rioso que quiera estudiar este -detalle en su fuente lea (Quaest. Disputatae págs. 13-17) y Comentarios sobre t'l 111 libro de las Sentencias. Dist. 111 quaest. I. Edición Vives en·París. ( 1). El P. Norberto del Prado fué ci que descubr-ió dos In– maculadas en la historia de la contienda, y vino a dar en In flor de que los antiguos defensores de la Inmaculada eran opuestos a la Inmawlada de Pío IX. Para él los franciscanos tuvieron una Inmaculada que no tenía nada que ver con la Ineffabüis. ¡Cosa rara! 'l'odos tenían a Sto. Tomás por enemigo de la Inmaculada hasta que fué definida por Pío IX; y ahora se pretende atribuirnos otra Tt¡maculada a nosotros quedándose ellos con la que definió el Papa. El Cardenal Ehrle en su discurso sobre Santo To– más, con ocasión del VI Centenario de su canoniz;ación, dijo: "l~n su opinión sobre la Inmaculada, Sto. Tomás (1) Para penetrar la cuestión debe tenerse en cuenta que, n~r <'Omo no se confunde la enfermedad con la naturaleza qua padeco, dt"l mismo modo no se puede confundir el pecado con la naturaleza humana. 14-

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