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JIDIBXT O DE LA VmGEN Respecto del mérito de María, en la Escuela francisca– na, tenemos por verdaderas y propias las palabras de S. Buenaventura: Verba fidem exprimentia debent esse ab errore longinqua et devotioni aproximantia, maxime illa in quibus est sermo de Virginc Maria. Ipsa enim cunetas haer· eses interimit in universo mundo, veritátem ex se ipsa concipiendo et pariendo, ípsa enim reconciliationem toti ge– neri humano promeruit (III Sent. d. 2 a. 3, Op. omnia III p. 115 b). Con este motivo se discute sobre el sentido del verb() promeruit. ¿Con qué mérito mere<:ió la Virgen las cosas di– chas, o cuál es el objeto de su mérito? No se trata de la aplicación o dispensación de las gracias, sino de las gracias mismas: ipsae gratiae. Pío X dijo: B. Virgo de congruo meruit quae Christus de condigno promeruit. "María de con– gruo meruit ipsas graíias quas Christus de condigno prome– ruit". P ero debe entenderse que la Virgen no .mereció para sí la primera gracia, aquella con la que se hizo merecedora. Al caso vienen las palabras de Conrado de Sajonia: Abi– gail placavit David ver,bis et muneribus; María placet Do– minum precibus et meritis. (Biblioteca franciscana nscet. Medij Aevi II p. 204, Quaracchi ' 1904). APENDICE III MATER DOLOROSA En la Orden franciscana hay algo raro respecto a los dolores de la Virgen durante la Pasión de Jesús. Las reli– giosas de la Anunciación celebraban el lunes de Pasión el Festum spasmi. seu martyrii B. V. M. Después, por dictamen, según parece, del Cardenal Cayetano, se cambió en "fes– tum martyrii seu piae recordationis intimi Doloris B. V. M... tempore Passionis Christi. Algunos piadosos se exaltan contra los llantos de María y actitudes trágicas de ella en la hora suprema de su vida. Lo de pasmo y desmayo y demostraciones de dolor les pa– rece impropio de la fortaleza y fe varonil de la Madre de Dios. Quieren que la Virgen fuese como una roca insensi– ble dejando de ser madre, según la naturaleza sensible. Recuerdan lo que decía S. Ambrosio: "L eo en el Evangelio 140 -

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