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CAP LT!fi,O XIY Nueslrcts relaciones con Jlfm·ía. O beatlsshua. P:rz.e ma.Uedbus, Vir¡'o cast!sslma, ad te recurrimue No hay necesidad uc tratar del modo cómo un hijo debe venerar y honrar a sn mac]n·, sobre todo, tratán· close de una madre que está sobn• toda~: las madres en la excelencia, en el pouer y en la bondad. Sin embargo, no estará demás aíiadir a las refl exiones pasadas, algtt– nas referentes a nuestra condneta con la Virgen Sagrada. Particularmente le debemos dos cosas : Amor y Culto. ¿ Cu:í 1 drlw sr1· llllf•st J·o amor para con ella Y b Cuál nuestro culto? lln amor d,• prdl' i'<'ll<'Í;¡ d,•spll •'·' Ll<' Dios. Un cul– to de exedcnc;ia <Ji"' ""' ohli;.;ll<' a '""'r:~rl.• d.. t odo~ mo– dos sobre todo, con t· l <'llll.o .¡,. la i111ilori•Í11. J¡a t•sl'llt'la franciscana, aún en esto tiPtll' Sil <h>d 1·ina :-;i ng-ular en r elación con el ordE-n del amor. A esta \ 'iq;<'ll a <JilÍt'll ll a– ma S. r,orenzo de Brindis: Thesaur11S plenissimae )JIISS('S– sion·is Dei, y en otras pa.rtes: thesanrus lJM'fectae felicita– tis et gloriae aeternae, no sr le paga su noble título de madre con un amor ordinario. El orden del amor en nos· otros, según los teólogos, es el siguiente : primero Dios; -113 8 (Reina y Madre). a.xoa

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