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64 Berta, y Juan, y Mauricio, Remigio, Jagot, y Dédé. Al sigui~!lte dfa, se Je presenta el secretario sindical, comunista rabioso, feroz enemig,· d·~ los curas, que desearía verlos en la horca, sin perrlonar al propio Cardenal Suhard (estamos en 1947): -Te juro que no ha sidc, ninguno d~ los nt.~~tros. Los conozco bien. Habrá sido alguno de los tuyos, que siempre andan a la greña con nos0tros, porque atacam()s a los ricos. · Y, cambiando de tono y con la sincerid~d de un amigo, continúa: - -Ya has dado el primer paso, para ser uno de nosotros: has venido a trabajar como l.os proll!arios. Sólo te falta el f.cgundo: viens cou– cher avec les femmes. Y el propio secretario sindical se ofrece a harl"r la presentación. - Mira, amigo-replica d P. Rogatien-, cu?.nr!o se pose~: a Cristo, sobran las mu_kres. Nue~ros an.ores . son muy superiores a ésos vtros. Sin duda que el secretario tentador no le en· tendió ese lenguaje. Y el buen P. l~ogatien se entristece, porque no sabe rúmo componér– sel:ls para ganar esas alma~. -.Cambien est vraie cr/1;• paro/e. .11 n't•st qu'une tristesse, c'est e/¡~ 111' pos etre Un SliÍII/.