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.. · 63 nos camaradas, con amplia libertad de discu– sión; y nos hemos entendido. El que de entre vosotros esté vacilante o rehacio, que haga la pmeba: veréis cómo acabamos pt1r entender– nos. Pero lo que yo no acierto a comprend-:!r es que, en razón de mi condición de sacerdote cris– tiano, me destrocen la bicicleta.. . (Indignación de tos camaradas simpatizantes). Si, soy sacer– dote; soy cristiano! Y nunc:1 he jugado sucic.,. P~ro nosotros, los cristianos, no somos se1es deg~nerados, no somos los ertzarts (sic) <.le los trabajadores. Tenemos nuestra alma en nuestro almario, nuestra dignidad y nuestra hidalguía, como todo el mundo. Tenemos el mismo dere · cho que los demás a que se nos respete. Cama– rallas: yo os amo a todos; y e os respeto a to– dos, seáis lo que seáis. Respetadnos, pues, a nos0tros. También yo defiendo la actitud de la ma;10 tendida. Por eso vine entre vosorros. Pero si e! -tender la diestra es ocasión de recibir un pui:etazo en la ctra mano, por ahi no transijo. Camaradas : esto es todo lo ;1 ue tenía que •lecir. :(Una estruendosa ovación acoge sus últimas ·pa– labras)". Y la jawlatoria más dusiva con que se in– voca al autor o autores de la fechoría es J¡: :de salaud. los test!monios de simpatla afluyen sobre el P. Rogatien. Y ante él expresan su indignación
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