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• 53 por la religión. Milito en el Partido Comunista, pero respeto las ideas de cada cual. Cada uno es libre de pensar como se te antoje. Es uh individuo que en su infancia fué cris– tiano sincero, pero que perdió la fe por la lectu– ra de dos obras de l'abbé Turnel. E'l resto... fué madurando al calor de las pullas de "L'Humani– té". A la profesión de fe comunista contesta el P. Rogatien con la suya sacerdotal. Háblale de la predilección de Cristo por los pobres y los desheredados, de los motivos que a él le impul– saron a vivir como obrero ·en la fábrica, de la ·cor¡;unidad de reivindicaciones obreras en la Iglesia y en el Comunismo. --¿Por qué no hemos de ~olidarizarnos en la fábrica, cristianos y comunistas, sobre el plan práctico de tales reclamaciones? Por eso él, sacerdote y obrero de Cristo, no ha tenido inconveniente en firmar el carnet de la C. G. T., a trueque de conseguir la justicia sociat -Amigo mío '-- concluye el viejo militante lleno de emoción-, hoy miHmo he de proponer tu candidatura para la Comisión Ejecutiva de la C. G. T. Al siguiente día, vuelve aquel obrero con su muj er y sus hijos y con un a silla en J.a mano. Había reparado en la miseri'l de la barraca de los moines y por ahí él no podía pasar. En fe-
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