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.. en su trato mutuo con las mismas cru– dezas, insinuaciones y chistes de doble sentido que antaño; pero guárdanse muy bil'n de narrar obscenidades ruando él e'stá presenf('. Muchos de los prejuicios contra la Iglesia han venido por tierra; ya no la zahieren con tanl" w nei1o. Es para ellos algo incom– prl'n"ihlt· y maravilloso qu·~ un sacerdote, un homhre ti, · c:nrn:<. que podla haberse estableci– do d(' t•:;nihi<'nlt· " de contable, quiera trabajar com•• simp:t· obrero w;nuwl. . 11 fuul !out ele 1111'1111' qtt'if y croif-, comen– tan los <Jbreru~. E~ evidente que le obsesiona su ideal reli– gioso. FERNANDO, ar¡ue¡ blasfemo empecatado, el enemigo fiero de la Iglesia, se ha convertido en el mejor escudo del maine. Sus compañeros han dado en llamarle le curé. Ha llegado a persua– dir3c de r¡u 2 la doctrina de la Iglesia es necesa– ria para elevar el nivel obrero. para espirituali– zar sus anhelos, pues il n'y a que f,'amour qui peut faire ce trm;aif. ll n'y ·7 que l'amour... Fernando acude asiduamente a los círculos de tstudio 1 de la barraca de los Padres y agra- l. Desde-hace un año dejaron de funcionar esbss charlas apologética~. No esteba aún el horno caldeado para cocertale'l hogazns. ¿Falta de preparación en Jos obreros? ¿Falta de reposo en los Padres paro poder atenderlos? No pude averiguar concre– tamente el motivo de la suspensión de oqueltoscfrculos de estudio.
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