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44 Por allí desfila CHARLOT, el que desde los quince años a couché avec tes femmes. Y que ni se ha enmendado, ni llene propósito, de tales truhanerías, pese a los estigmas que el vicio ha impreso en su cuerpo. Nunca le preocupó la re– ligión ni se inquieta lo más mínimo porque hu– biese de morir dentro de media hora. Pero sus hiJas se educan con monjas y no consiente que dejen la misa de! domingo ni omi– tan una sola práctica religiosa. Es un hombre sin personalidad, pero franco y sincero. Puede redimirse. j UAN, ei mujeriego, viene a continuación de Charlot. -¿Tú vas a hacerme creer que los curas no tienen muj eres como los otros? A mí me gustan demasiado las chicas, para crP.er que los demás son de otra veta. Y si no, que te pongan en la oca~ión. --Entonces, ¿crees que )'o soy como tú? - No digo tanto ; pero tú estás hecho del ~nismo barro que los otros. • Juan es un muchacho bretón en quien aún quedan rescoldos !!e su fe cristiana. -Yo haré venir un sacerdote antes de mi muerte; soy católico y quiero mori r como ca– tólico. No por eso dejará de hacer sus insinuacione!¡ a 'las muchachas del taller, aúnque luego protes- "

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