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En la segunda parte de nuestro trabajo, ofre– ceremos a nuestros lectores documentos de sep– tiembre de 1949. Veamos como comienza el Diario: "Ha ya cerca de tres meses que el P. Andrés y yo vivimos vida de obreros. Estos tres meses¡ pasados en medio de la masa, fueron para noso– tros pródigos en experiencia3 y en lecciones. Cuando se vive encerrado en su gabinete de tra– bajo, consagrado a la especulació:t, fórmase de la vida una idea; pero esa vida no es la vida real!, no es la vid11 común a) resto de los l!lorta– les. Lo experimental exige experimentarse y que la reflexión se aplique sobre las experiencias." Sobre esa experiencia personal trata de in– formar el P. Rogatién a sus Superiores, a los cuales se confía con una ingenuidad filial. Su lenguaje será franco - casi brutal, recalca él mismo -; pero sin deseo de zaherir a nadie. "Referiré uf sonantes las expresiones de mis compañeros de fábrica". DE LA PRIMERA SALIDA QUE DE SO TIERRA HIZO EL P. HOOATIEN. Fué, como la de nuestro Don Quijote, breve y de molimiento, pero no físico, sino moral y provechoso. Cayó de improviso en medio de la
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