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... 11 de que, para ptt•star est•! testimomo, el si[encio, junto con 1'1 rjt•mplo, tiene má~ ejtcacia que !a palabra." Este ~énao tlt' apostolado exige desprendi– miento y sin~ufart•s sacrificios. "Para dar t/1'1 /:'pangl'fio 1111 tt•stf/lwnio tan puro como 11os /111 sido ¡wsillft' collfiii!Ía-·- .'IOS ha sido preciso despojamos ele todo 1111 conjun– to de prejuicios que, por legítimos que seqn, no son el Evangelio; renunciar a toda una mentali– dad burguesa, Legítima en sí, desde luego, pero relativa y temporal. Sigu;endo el Evangelio y Las directrices de la Iglesia, buscamos una espirí~ tua/idad, un camino hacia Dios, que sea accesi– I:Jle a la mentalidad y a la culturu obreras." Esta mentalidad y esta cultura rudimenta– rias se trata d.? cristianizar/a ;, como la Igles:a y el franciscanismo e:Ypíritualizaron la cultura de la Edad Medía. "Si rechazamos la cultura burguesa-termi– na- no es por desprecio: es porque juzgamos necesario este abandono para el descubrimien– to de una espiritualidad auténticamente cristia– na y auténticamente nór•>ra. Nuestra presencia en la fábrica es una especie de incubación en la cual ensayamos preparar esta síntesis" •. Despojados de todo lo accesorio, estos reli- 7. Relación del P. A-L, 1. c.

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