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119 timonio contra vosotros, y devorará vues– tras carnes como fuego: Atesorast~L~ pa– ra los días postrimeros. He aqul que el jornal d<! los trabaj adores que scg.t. ..r1 vuestros campos. defraudado por vos– otros, está clamando, y las voces de los que segaron han llegado a oídos del Se·· ñor de lr¡s Ejércitos. Regaladamenle vi– visteis sc,bJ e la tierra y os disteis a ¡¡la– ceres, ceba.steis vuestros corazones para el dla de la matanza. Condenasteis, ma– tasteis al justo que no os resiste" '· E¡ amor ns hará comprender la injusticia irritante de vuestros salarios, que no compensan la rudeza y duración del trabajo. Un dla rendi– réis cuenta a Dios de Ja justicia de ese clamor de los obreros que t•s demandan un salario justo y digno de su trabajo y de su condición humana y suficiente para mantener su familia. Piense V., señor, en sus cargas familiares, que tan fuerte – mente les atenazan. Y reflexione sObre la función social de la pro– piedad. Yo espero que, a la luz de los principios doctrinales que os iré exponiendo, llegaréis a realizar en vuestr::t empresa la armoniosa cocr– dinación del Capital y del Trabajo. 7. jac., 5, 1-9.