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115 Yo os ruego que meditéis sobre estos versl– tulos de San Juan: "El que ama a su hermano, permanec·!. en la luz y no hay tropiezo en él. Mas quien aborrece a su hermano, en las tinie– hlils está, y en las tinieblas anda, y no sahc a donde va, pues las tinieblas .cega– ron sus ojos '· "En esto se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo el que no obra justicia no es de Dios, y tam¡>o– co el que no ama a su hermano •. "Todo el que aborrece a su hermano es homic1da, y sabéis que todo homicida no tiene vida eterna permanente en si mismo. En esto hemos conocido la caridad, en que El dió ~u vida por nosotros; también nos-– otros debemos dar las vidas por los ber– manos. Pues quien poseyere los bien~· del mundo, y viere a su hermano tener ne– cesidad, y cerrare sus entrañas, desviftn– dose de él, ¿cómo la caridad de Dios mo– rará en él? Hijuelos mios, no amemos de: palabra y con la lengua, sino con obra '1 de verdad •. 1, llo.l,2, 1().11. 2. Jd., 3, 10. 3. Id., 3,15-19.

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