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• 109 ble d~ 1111;1 h11<'1ga, por l'jrmplo, puede y debe ser un ilcfo p;¡saj<·ro, pno rl'al, de mediación sacer– dotal. Cristo •·mpufi<'• el J;'itigo y a rroj ó del tem– plo a los rnercadl•n•s. .'\1 ohr;¡r en rcpr~scntación de sus compañeros l'l sacerdoll· ohrcro deberá desterrar de su corazón toda avnsiún y evitar to– do acto de violencia. Discrdanrl'llll' har;'¡ ohra de educación, procurarir limar asperezas y hur– tar el cuerpo a toda maniobra política. En cier– ta ocasión, dimití el cargo de secretario del co– mité de huelga, precisamente porque se tercia– ban intereses de partido. Para que, por las por– fiadas insistencias de mis compañeros, retirara mi dimisión, lmbieron de garantizarme el cese de taleso maniobras; de ese modo, la huelga se pudo desarrollar en una atmósfera más pura y sana. "El sacerdote obrero debe consagrar largos horas al estudio de la Escritura y la oración." (Mgr. Ancel). f.:s un hecho comprobado que el sacerdote ha– lla en la fábrica rico venero de vida espiritual... Es imposible permanecer en contacto con la mi– serill flsica y moral del proletariado, sin que el ~orazón del sacerdote se eleve en oración an-

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