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los micmhros. sin distinción de fieles y sacerdo– tPs, de ias Iglesias de las citadas regiones. La iglesia: pueblo de Dios, Pueblo Sacerdo– ;al, de un sacerdocio santo y regio. Por cons"i– guiente, todos sus miembros participan del sa– cerdocio de Cristo, de su mediación, y todos ejer– et n en ,,.; mundo esta mediación y este sacerdo– cio de Cristo. Mas, aunque toda la Iglesia de Cristo sea hn pueblo sarerdotal, sus funciones son distintas, según se desprende de la Escritura y de la mis– ma ·naturalela de la Iglesia: la de aquellos po– cos eleg•dos de Dios, sobre los cuales el Obispo impuso sus manos, es función. de CONSAGRA– CióN; y la de todos aquéllos, consagrados por d bautisml·, uue los hace "santos" fieles y há~ biles para el sacerdocio es función de Encar– nación. Tal di fercnciación no existe en la vida de ca– ridad d~ la comunidad cristiana. Como pa rtici– pante de la ,·ida divina, por la gracia, la Iglesia es un pueblo sacerdotal, con un sacerdocio im i– co, común a todos, "sacerdo~io espiritual", inte- · rior, fuente y fundamento del otro, que no es sino un:t t'xpansión del primero. La difere:;ciación procede del estado actual ' y completo :ie la Iglesia. La Iglesia de Cristo es un pueblo en marcha hacia la j erusalén Celes– tial, es el Nuevo Israel, transfigurado y purifi-

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