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-85- tes a las primera s y terceras que a las se– gundas. Deu etortzen daza, yo vengo, mejor dich o, suelo venir; keu etortzen kaza, tu sue– les venir; tan familiar es el primer ejemplo como el segundo; y es que en hasku enlze no existen tratami entos respetuosos, y si 11<> ],;s hay respetuosos no puede haber fami l ian·~ o irrespetuosos tampoco. Zu corresponde a vos– otros de castellano, por más que se emplee ac– tualmente como nominal de la segunda del singular. Refiri éndos.e a este debate gramati– cal, dice el ya citado Omabeitia'tar Karmel: "Digámoslo li sa y .llanamente. E n Euzkera primitivo y legítimo no hay pronombres de segunda persona familiar, sino únicamente i singular, <¡ue lo mi smo es familiar que respe– tuoso, y zu, plural, que lo propio es tan fami– liar como respetuoso. P or influencia del vos extraño, introducido por la civilización de los bárbaros, se dió a zu la categoría de respetuo– so ; y puestos en la pendiente, se supli<'> su defecto po'f el plural zue, zuek. E ste plural influyó después en la i, a la cual se <liú su pro– pio plural, iek. Perü es el caso que hoy ya zu tw es bastan– t e respetuoso, y nos hace falta d berori. ; Se– .ríanos posible limpiar tanta innlltndi cia ? Todo lo que llevamos apuntado supone c¡uc efc.cti– vamente zu ha sido plural. Y cn:cmns que na– die lo puede dudar ni much o menos negar. Estúdiese el verbo vulgar. Y veremos a zu ob– jeto verbal en las flexiones tramitivas, y suje– to objeto en las intrasitivas tan pluralizado como gu, nosotros, y abek, ellos. Ejemplos: ikusten gaitu o gauz ; ikusten zai– tu o zauz, él le ve a V d.; ikusten ditu o dauz,

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