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-74 ·- z se modificó en r en dira, e~c. El versículo 34, cap. XIV Corint. r.• lo euzkariza así Lizarra– ga: '\;uen emazteak E'licétan ichilic beu-de; ecen etzaye permittitzen minc;atzera: baina E IRE suiet; Legueac ere erraiten duen bec;a– b". En EIRE manifies-tamente la r ha reem– plaz3!do a la z; centenares -de veces dice L·iza– rraga en singular BI%; ala biz, así sea. Biz Hebreos, figura la misma forma verbal: "c;uen ~,;uen hitza bay, bay. Math., V. 37. En el versículo 5, cap. XIII, epíMola a los Hebreos figura la mi srna forma verbal: "zuen condit ionéac _BIRE a,~· a,t}tia gal~~ · carten co ntent presentccoez ...... · 1 raduccwn. Sean vu estras costumbres ·sin avaric•ia. En Bire la z, entr e Yocal antecedente y sub-siguiente, se ha convertido en r, y porque concunren las mis– mas circunstancias en dire, dira, zera, zira, gera, gira era lógico que en éstas tuviese lugar el mi smo fenómeno fonético que en BIRE. De biz, bire ; de diz, dire ; de giz, gire. Las segundas respe tuo·~a~ sun zin~., ziz– te ; estas dos flexiones guanian ¡nralelismo completo en euzkera. La r de zira, zera por lo que hemos apunta·do en el número ante·rior, y por lo que se dirá en el presente está en reem– plazo de la z. Cuándo se vcrifi~ó la mutación no es fácil averiguarlo; ni ignoran los inioia– dos en los estudios baskos que el tr<l!tami·cnto resp etuoso de la segunda pe!'sona del singular correspondía antig uamente a la segunda del phtral ; quizás cuando la segunda del plural pa·só a desempeñar las fun cio nes de la segunda del singular, experimentó la z la ind1·cada trans– ÍOI'mación. El cambio del número oPiginó nue-
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