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66- do que t enga algún conocimiento de la es– tructura de nuestr-o verbo en los arctuales di•a– lectos, pueda hacer ta[ recomendwión. Mien– tras no se retoquen -l-os núdeoiS hoy en uso y no se uniiorme rigui'O'Samente el ol'den de co– locación de los su'bsrt:antivos nomi•ne.uJoes dentro de la flexión verbal, vamos com?letamente descaminados en nuestra empr·esa. Los bizkai– nos, por ejempl·o, d·ecimos: Nik dakidaz euzke– ra ta euzko-edestiya (yo sé la lengua e histo– ria haskas), donde el . gipuzkoano dice: Nik d3kizkit euzkera ta euzko-edestiya. Por ese cjemp·lo se ve que los bizka•inos 1anza,mos el afijo plura•l'izador al fi.na :J de la flexión, mien– tras que los gip·uzkoanos lo intel'calan dentro de ella. Los que nazcan a la vida de la conjuga– ción sintética. forzosament•c tienen que s:Jme· terse a,l mismo estado de cosas, y admitido C<)– mo h echo consumado su ilegítimo origen. han de adolecer en todo su de;;arro:lo del pecado here– ditario, sin que sea posible atajar el mal en tan– to no se haga una reforma radical en todos Jos dialectos baskos. Prueba al canto : En mi folleto "Conjugación sintéüca de verbos co– menzad•os por consonante" logré •conjugar los verbos zuritu y poztu y con ei 'J.os todos las nombres verbales. Escribía en gi•puzkoano y decía nik dazurizkit, yo Jos blanqueo; la mis– ma expresión en bizkaino habría de ser nik dazuridaz. Pregunto con toda ingenuidad: ¿es posible guarda'!' uniformi•dad en esta·s flexio– nes V'erbales sin causar el más c-omp·leto des– barajuste en el idioma patrio? ¡Y hay quie– nes para llegar a la unificación del mismo acon– sejan como medio el más indicado la un~for-

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