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' ' -44- personas ni z ni 1; el ejemplo está bien traído. Mas no prueba esa cita que las terceras per– sonas están desprov ista s de elementos repre– sentantes. De todos modos bi en debe ele saber el desinteresado baskófilo que el dialecto del Señorío no difiere de los otros euzkelgis res– pecto al empleo de substantivos nominales en d potencial, condicional y pasado de subjun– tivo; ak jan legike aquél podía comer; ak jango leuke = aquél comería; ak jan legila = que aquél comiese. En gracia a la verdad, in– gen uam ente confieso que la última forma he visto má s de un a vez despojada de la 1; mas las dos primeras, nunca. N o me parece a mí que la z de zan sea parte del núcleo; cualquie– ra que sea su procedencia en zan desapare– e¡,·, la z del núcleo ZIZ;\N o LIZAN; y guedó en pi e ZT.'\N LTAN, y de ZJAN a ZAN no hay mit s que un pa:w. Sobre el particular dice· el prí ncipe Bonaparte : "Los terminativos hiz– kainos como eban, él lo había, etc .. prueban superabundantemente que la z de la segunda persona se ha unido a la tercera en los otros dial ectos por cntrometimi en t<:l''. (Le verb e basque, pág. XXIII). Yo me inclino a creer que la letra que re– presenta las t erceras personas en la conjuga– ción euzkérika desapareció del copretérito en el bizkaino: las demás Hexiones poseen los res– pectivos elementos específicos, natural es que tuvieran e-1 suyo las terceras personas, sobre· todo si se tiene presente que llevan una 1 los tiempos derivados del copretérito. Y esa misma inconstancia de la 1 en Jos pasados del sub j un– tivo denota la facilidad con que desaparece el representante de las terceras personas. E.J se-

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