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-45- ·parece que adoptaron nuestros mayores z-1 pa– ra originar las antedi-chas diferencias. 4J.-Tampoco puede ser la 1 característica -exclusiva de los modos potencial y co ndicio– nal ; en estos modos hacen de subjetos ni, zu, gu; luego de s·er la 1 característica de estos ·modos, exd uídas las terceras personas, las de– m ás carecerían de aumentos moda•les o de la -característica que da el ser a los tales modos. E s evidente que la 1 en los tiempos o modos -que aun la -conservan es paralela a ni, i, gu, zu ; -en bizka ino y souletino encabeza las terce- ras personas de todos los tiempos pasados, si excluimos el copreté rito o imperfecto de indi– cativo; en este mismo tie-mpo emplea pronlis– cuamcnte Lizarraga z-1; la z representa en baskucntze la segunda persona; los tiempo,. que ostentan la 1 proceden del copretérit•) o imperfecto de indicativo; lu ego según t-_;cb;; las probabilida-d-es principiaban los baskos ias t erceras de todos los tiempos pasados, in·:l u– sive el copretérito por l. Parece fund arse la conclusión sob re no desprcciabl<-s argumen– tos . 42.- Y la z q ue aparece en las tercera.; personas, ¿qué procedencia tien e, El señor J n– Jio Urc¡ uijo, en las conceptuosa:< líneas que con tanta gentileza dedi có a mi foll ~'to sobre h conjugación sin tética de Yerbos haskos comen– za-dos por consonante, cree que la z de zan, pa;·– te del núcleo, pasó por imit;.ciún .analógic:~ a -los demús tiempos. ( Rev ista Internacional de Estudios Baskos, año VI JI. número I. pág. 177). Convengo desde luego co n el ilustre di– rector de los E s tudios que en el dialecto biz– :kaino, ordinar iamen te, no llevan las terceras

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