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- 5!- apuntada pagma 120 nos ofrece el inmortal baskúfilo ·de A ndoain estas fl exione : Jaten nárotzan (Yo se los comía). Jaten zárotzatzun (Tu se los comía). Jaten zárotzan. (El se los comía) . Jaten zárotzagun. (N s. se los comíamos) . Jaten zázotzazuen (Ys· se lu t'omí aís). Jaten zárotzaten. ( E llos se los comían). En <·sas inflexiones. aj u, tadas rigurosamen– te a las leyes que gobiernan la conjugaciún euzkérika, se identifican las segundas fl exio– nes con las t erceras. La segunda forma hace zarotzan lo mismo que la tercera. Justo es confesar que la confusión no procede del mi s– mo cuzkcra : este a nt iquísimo y hermoso idio– ma poseía ." posee un elemento propio para caracterizar las t erceras personas. Si en lugar de zarotzan (él se los comía), hubiérase di– cho larotzan en g racia a la equ idad y justicia, no h ubit~ra habido neccsiclad de amontonar dos elementos de igual natu ral eza en una so– la flexiún. 30. - E n los números qu e anteceden hemos di cho que dago signi fica (yo estoy); y nago, (tu mujer estás) . ¿ Cúmo se trocaron los tér– m inos y se originó ctmfusión tan espantosa?

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