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-26- nos ahora el cspecilin> de la primera persona del singular. Examinando las inflexion~ts transitiyas, se ad,·iertc _que en ellas una d u t indica la dicha persona. Daukat berin bat, (teng-o un vidrio) ; ikusten ziñidan eskua 1. nstecl me veía la mano). La t final el~ dau– kat, y la d infija! de ziñidan euzkerizan al yo castellano. Y si la t-d euzkaldunas al fin de la inflexión y al medio corresponden al yo erdé– nko. no si' por qué no ha de ejercer el mismo uticio al principio de la fl e..xión: Es verdadera– mente raro lo que ocurre en el euskera actual; una misma persona está representada por dos dii~rentes signos. que son t-n: jaurtitzen dot 1 yo lanzo'¡ ; ni nator (yo Yengo) . Estos dos substantivos nominales hacía mucho tiempo que llamaban poderosamente mi atención de cnzkalduni sta, y a pt·sar de mis continuos es– iu~rzos no conseguía dcs,·anecer el mi sterio. Estaba en la neencia de que un signo grama– tical debía encerrar ~n un idioma periecto una i<lea fija e inYariahie independientemente del lugar que en la flexión ocupa. Gu, denuncia la primera persona ele\ plural _: zu en los bue– no;; tiempos de cuzkera acusaba la presencia de la segunda per;;ona del plural. Por analo– gía d, que delata la primera persona al térmi- 111.> ~- medio de la flcxi<'m. exige la Júgica que a1 principio de la tlcxión <lc;;cmpelle el mismo olicio gramatical. :\üádase a lo dicho que la segunda persona en tratami ento iemenino ha q uedado desti- ~

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